
Nació el 7 de abril de 1889, en la ciudad de Vicuña, cuarta región, Chile. Hija de Juan Jerónimo Godoy y Petronila Alcayaga, quienes la bautizaron con el nombre de Lucila. A los tres años su padre abandona la familia. En 1904 colabora en el periódico "Coquimbo", de La Serena, utilizando los seudónimos de "Alguien", "Soledad" y "Alma". A los quince años empieza a trabajar, en la Escuela de La Compañia, aldea vecina a Vicuña. A los 17 años conoce a Romelio Ureta, empleado de Ferrocarriles, "el amor de su vida". Durante este período, da clases en la escuela de La Cantera. En 1907 escribe para los periódicos "La Voz de Elqui" y "La Reforma".
Un año después figura en la antología "Literatura Coquimbana" de L. Carlos Soto Ayala, en la cual éste le dedica un breve estudio y selecciona tres prosas poéticas de la autora: "Ensoñación", "Junto al mar" y "Carta íntima". El 25 de noviembre de 1909, a los 26 años de edad, se suicida en Coquimbo, Romelio Ureta. En sus bolsillos se encontró una tarjeta con el nombre de Lucila Godoy. Ella es inspectora en el Liceo de Señoritas de La Serena.
Destacada educadora, visitó México, Estados Unidos y Europa estudiando las escuelas y métodos educativos de estos países. Fue profesora invitada en las universidades de Barnard, Middlebury y Puerto Rico. A partir de 1933, y durante el perido de veinte años, trabajó como cónsul de su país en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Ángeles, entre otras. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y sueco, e fue muy influyente en la obra creativa de muchos escritores latinoamericanos posteriores, como Pablo Neruda y Octavio Paz. Sus diversos poemas escritos para los niños se recitan y cantan en muy diversos países. En 1945 fue el primer escritor latinoamericano que consiguió el Premio Nobel de Literatura. En 1951, le otorgaron el Premio Nacional de Literatura de su país. Hija de un profesor rural y con una hermanastra de la misma profesión, Gabriela Mistral, con temprana vocación por el magisterio, llegó a ser directora de varios liceos fiscales.
Un año después figura en la antología "Literatura Coquimbana" de L. Carlos Soto Ayala, en la cual éste le dedica un breve estudio y selecciona tres prosas poéticas de la autora: "Ensoñación", "Junto al mar" y "Carta íntima". El 25 de noviembre de 1909, a los 26 años de edad, se suicida en Coquimbo, Romelio Ureta. En sus bolsillos se encontró una tarjeta con el nombre de Lucila Godoy. Ella es inspectora en el Liceo de Señoritas de La Serena.
Destacada educadora, visitó México, Estados Unidos y Europa estudiando las escuelas y métodos educativos de estos países. Fue profesora invitada en las universidades de Barnard, Middlebury y Puerto Rico. A partir de 1933, y durante el perido de veinte años, trabajó como cónsul de su país en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Ángeles, entre otras. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y sueco, e fue muy influyente en la obra creativa de muchos escritores latinoamericanos posteriores, como Pablo Neruda y Octavio Paz. Sus diversos poemas escritos para los niños se recitan y cantan en muy diversos países. En 1945 fue el primer escritor latinoamericano que consiguió el Premio Nobel de Literatura. En 1951, le otorgaron el Premio Nacional de Literatura de su país. Hija de un profesor rural y con una hermanastra de la misma profesión, Gabriela Mistral, con temprana vocación por el magisterio, llegó a ser directora de varios liceos fiscales.
Revista de Pedagogía
El buen contar, es el hecho más importante para que un niño aprenda. un maestro necesita de esta cualidad, de esta virtud, ya que si sabe comunicar y expresar bien, tendrá la mitad del trabajo realizado. Un maestro ha de ser aquel que tenga la virtud del buen contar, sino, no será un maestro como tal.
Si el niño tiene el recuerdo de su profesor, significa que fue buen contador, y seguirá teniendo dicha persona en la memoria por muchos años que pasen.
Podemos adentrar al niño poco a poco al relato, que se vaya emergiendo cada vez más en el tema hasta llegar a entrar completamente y que éste puede gozar. Esto se puede hacer con una infinidad de temas, partiendo de la zoología, la botánica, la geografía o la química; cualquier tema es bueno para que los niños adquieran así sus primeras estampas y se sientan más interesados y motivados por la materia.
Hace falta decir que el relato no ha de ser largo, ni retorcido, sino un camino recto, y que el contador ha de ser humilde, sencillo y claro, ayudándose de las expresiones faciales y del lenguaje corporal para tal de facilitar al niño el aprendizaje, y acompañar el texto con una voz dulce y suave.
El buen contar, es el hecho más importante para que un niño aprenda. un maestro necesita de esta cualidad, de esta virtud, ya que si sabe comunicar y expresar bien, tendrá la mitad del trabajo realizado. Un maestro ha de ser aquel que tenga la virtud del buen contar, sino, no será un maestro como tal.
Si el niño tiene el recuerdo de su profesor, significa que fue buen contador, y seguirá teniendo dicha persona en la memoria por muchos años que pasen.
Podemos adentrar al niño poco a poco al relato, que se vaya emergiendo cada vez más en el tema hasta llegar a entrar completamente y que éste puede gozar. Esto se puede hacer con una infinidad de temas, partiendo de la zoología, la botánica, la geografía o la química; cualquier tema es bueno para que los niños adquieran así sus primeras estampas y se sientan más interesados y motivados por la materia.
Hace falta decir que el relato no ha de ser largo, ni retorcido, sino un camino recto, y que el contador ha de ser humilde, sencillo y claro, ayudándose de las expresiones faciales y del lenguaje corporal para tal de facilitar al niño el aprendizaje, y acompañar el texto con una voz dulce y suave.
No hay comentarios:
Publicar un comentario